Reseña de Eres el Siguiente, de Gregg Hurwitz
Sinopsis: Mike Wingate ha tenido una infancia difícil. Lo abandonaron en un parque
cuando tenía cuatro años y creció en un orfanato. Nadie volvió a por él
y solo tiene unos cuantos recuerdos dispersos de sus padres. Ahora que
ya es adulto, Mike está viviendo la vida que siempre quiso: está
felizmente casado con la mujer de sus sueños, Annabel; tienen una
preciosa y precoz hija de ocho años, Kat, y su empresa de construcción
está a punto de finalizar un contrato que les asegurará un futuro
económico libre de preocupaciones. Es entonces cuando ocurre lo
inimaginable. El pasado de Mike, un pasado que él ni siquiera recuerda,
llama a su puerta para infundir el miedo en él y en su familia. Mike
empieza a recibir amenazas y cuando lo denuncia a la policía, los
investigadores parecen más interesados en el pasado poco claro de Mike
que en seguir las pistas o proteger a la familia. Mike no tendrá más
remedio que acudir a Shep, un hombre verdaderamente peligroso, al que
conoce de sus días en el orfanato. Juntos harán cuanto sea necesario
para proteger a la familia de Mike de los hombres que se esconden tras
un amenazador mensaje: «Eres el siguiente.»
Eres el siguiente es un thriller bastante entretenido con un planteamiento casi de largometraje, en el que no nos costará esfuerzo alguno imaginarnos tanto los personajes como los distintos escenarios que se describen en la novela. Resulta algo espeso en su inicio, contándonos la vida actual de Mike e incluyendo algunos flashback sobre lo poco que se conoce de su propia historia. Momentos estos redactados con frases cortas, sin apenas diálogos y sí incluyendo los pensamientos de un niño que no entiende lo que ha pasado ni cómo ha terminado en el orfanato. No deja de ser interesante y por supuesto importante para lograr entender el futuro desarrollo de la historia, pero lo cierto es que mientras leemos no podemos evitar el deseo de que llegue ya la acción, de imbuírnos en esos momentos trepidantes que nos promete la novela. Se hacen por tanto un poco largas esas primeras cien páginas, hasta que por fin se le empieza a torcer la vida a Mike, se empiezan a complicar las cosas y se ve arrastrado dentro de un remolino del que no encuentra salida y en el que no sólo debe preocuparse de su propio bienestar, sino de su mujer y de su avispada hija, Kat, que logra transmitirnos ese sentimiento de protección que tiene todo padre de familia.
Es a partir de estas páginas cuando de verdad no podemos parar de leer, embarcados con Mike en su lucha por la supervivencia, al mismo tiempo que intenta averiguar por qué le está ocurriendo esto precisamente a él. Y es a partir de la aparición de Shep, su amigo de la infancia, cuando la trama se vuelve totalmente adictiva. Un delincuente áspero, duro y decidido, que aparece aquí como el único soporte para Mike, poco menos que un héroe, al que se le coge mucha simpatía al adivinar que debajo de esa capa de rudeza y brusquedad se esconde un buen corazón y una lealtad inquebrantable. Echo en falta un poco más de acción por parte de Shep, que tiene su momento de gloria pero me sabe a poco...
Y si habéis conseguido superar el denso inicio del relato, y terminar atrapados y acorralados junto a Wingate, afortunadamente Gregg nos ofrece además un final de los que gusta leer, bien desarrollado y relatando lo que sucede con los personajes una vez concluida la historia.
Buen libro que se lee rápido una vez superado el atasco inicial, y que resulta entretenido y emocionante. No es imprescindible, pero una vez leído se llevará un merecido gesto de aprobación.
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