Entrevista con Fernando Gamboa: "Para escribir, igual que para vivir, hace falta pasión. Sin pasión y emociones, ni la vida ni los libros valen la pena"
A todos los que amamos las
novelas de aventuras, nos gustaría vivir personalmente muchas de ellas.
Fernando Gamboa es un hombre que, primero las vive, y después las escribe, con
el aditivo de su carácter abierto y su pasión por todo lo que hace. Viajero,
aventurero, con las ideas muy claras y los pies en la tierra, vive fiel a sus principios y disfruta de la vida a tope. Y yo, encantada de conocer a una persona
como él, le hago esta entrevista y me quedo con ganas de repetir…
Hola Fernando, en primer
lugar quiero agradecerte tu amabilidad y paciencia para poder llevar a cabo
esta entrevista, y segundo, darte la enhorabuena por Capitán
Riley, una novela alucinante que me ha tenido enganchada desde la
primera página.
¡Muchas gracias! Me alegro
de que te haya gustado tanto la novela, y espero que otros muchos lectores se
animen también a descubrirla.
-Después de leer tu biografía y
comprobar lo viajero que eres, la primera pregunta que me asalta es: ¿Cómo
consigue una persona tan aventurera como tú, y, como dicen en mi tierra, un
“culo inquieto”, pasarse horas sentado escribiendo frente a un ordenador? ¿Cuándo
comenzaste a escribir?
Comencé a escribir hará unos ocho años,
cuando me lesioné la espalda gravemente y me vi obligado a pasar dos largos y
dolorosos años postrado y sin poder, no ya viajar, sino incluso caminar hasta
la nevera. La manera de superarlo fue ponerme a escribir. Buscar la manera de
viajar con la imaginación mientras no pudiera hacerlo físicamente. Así, como
una forma de evadirme y ser feliz, nació La
última cripta, mi primera novela.
En la actualidad, ya prácticamente
curado de mis problemas, he regresado a mi rutina de viajar y hacer todo
aquello que me parece emocionante, y curiosamente es gracias a mi carrera de
escritor que nació cuando estaba prácticamente inválido, que puedo permitírmelo.
Ahora el problema, como bien sugieres, es que a pesar de que me encanta
escribir y narrar aventuras sigo prefiriendo vivirlas en persona, así que me
cuesta mucho sentarme delante del teclado durante meses, en lugar de pasarlos
recorriendo el mundo y conociendo nuevas culturas y lugares.
-¿En qué momento decidiste crear a Alex
Riley? ¿Fue un hecho puntual o algo que llevabas maquinando hace tiempo?
Para mi primera novela, La última cripta, decidí instalarme en
el papel del personaje protagonista, al que llamé Ulises Vidal. Más que por
pereza que por otra cosa, me pareció lo mejor poner a alguien que conocía
perfectamente para que ejerciera como protagonista, así que Ulises Vidal podría
decirse que era mi “yo” del año 2006, cuando escribí la novela.
Esta vez, con Capitán Riley, he decidido hacer lo mismo que en aquella ocasión y
volver a situar a un alter ego como
protagonista, con la diferencia de que este se parece a mi “yo” de 2014. Alex
Riley es una versión algo más madura y cínica de mí mismo, menos descerebrado,
pero en el fondo el mismo tipo que intenta hacer lo que cree correcto aunque no
siempre de la manera más sensata.
-Hacer submarinismo, pilotar un barco,
conocer los secretos de la bomba atómica… me consta que muchas de las
experiencias vividas por Alex (aunque imagino que no tan peligrosas) están
basadas en experiencias propias, ¿has tenido que documentarte para algo en
especial en esta aventura?
Siempre hay que documentarse. En
realidad suelo pasar casi tanto tiempo haciéndolo, como escribiendo. Es cierto
que ayuda saber de ciertos temas por experiencia y haber visitado los
escenarios donde transcurren mis novelas, pero aún así, las muchas horas
investigando los equipos de buceo de mediados del siglo pasado, los trajes
típicos del norte de áfrica o la vida personal de los personajes de la época,
es algo inevitable y, afortunadamente, divertido.
-En Capitán Riley me
gusta (especialmente al ser mujer), el trato que le das al sexo femenino,
retratando a Julie, Elsa y Carmen como personas fuertes, decididas, capaces de
sobrevivir e incluso destacar en un mundo de hombres, ¿pusiste especial interés
en reflejar este carácter en ellas?
Para cualquier lector que conozca mi
obra no será una sorpresa. De hecho, de mis cinco libros publicados, dos tienen
protagonistas femeninas, y los otros tres coprotagonistas imprescindibles con
gran peso en la historia. El elemento común a todas ellas, además, es que son todas
mujeres fuertes y de carácter.
Después de más de veinte años viajando y
practicando deportes de aventura, puedo afirmar sin dudarlo, que las personas
más valientes y fuertes que he conocido en mi vida siempre han sido mujeres. El
estereotipo del macho y la damisela es erróneo, y suelen ser las mujeres las
que acaban sacando las castañas del fuego. Los hombres solemos ser más
insensatos y eso a veces se puede confundir con el valor, pero es solo pura
inconsciencia. Las valientes de verdad, suelen ser siempre las mujeres.
-La lectura de Riley se hace tan ágil y
entretenida que casi parece que estemos viendo una película fotograma a
fotograma en nuestra cabeza, ¿te gustaría que se transformara en una peli o
serie o temes que se tergiverse la trama (como suele pasar) por motivos
comerciales o televisivos?
Eso estaría bien, me encanta el cine. Y
no soy un talibán de mis ideas, si cualquier director de cine me propusiera una
idea mejor –como de hecho ya ha sucedido-, no tengo ningún problema en que se mejore
la novela. El único fin de una historia como la mía, es hacer feliz al lector.
Si para hacer feliz a un espectador de cine hay que poner más sexo, explosiones
o tiburones, no será ningún problema siempre que mejore el resultado final.
-El ritmo de la novela en endiablado,
sin conceder descansos tanto a sus protagonistas como al lector, ¿te ocurre a
ti lo mismo cuando la estás escribiendo? ¿Te contagias de esa tensión y
nerviosismo al relatar alguna aventura en concreto?
Desde luego! Vivo la historia que
escribo como si me estuviera pasando a mí, o recordando momentos parecidos que
ya haya vivido. La única manera de transmitir emoción al lector en una novela,
es si previamente tú te has emocionado con ella. Aunque parezca raro, yo mismo
me río, lloro o me excito con las cosas que escribo y si no lo hiciera me
preocuparía, porque eso significaría que no estoy lo bastante metido en la
historia.
Para escribir, igual que para vivir,
hace falta pasión. Sin pasión y emociones, ni la vida ni los libros valen la
pena.
-Cuando empiezas a escribir una novela,
¿ eres metódico y tienes ya decidido el final o vas improvisando según vayan
desarrollándose los acontecimientos?
Soy indisciplinado y voluble a la hora
de seguir un hilo argumental. Por eso trato siempre de preparar un argumento
antes de empezara a escribir que me sirva como cabo guía, unas migas de pan
para no perderme. Pero siempre, inevitablemente, acabo improvisando y cambiando un millón de cosas. Para cualquiera que leyera
mi argumento inicial, le resultaría imposible adivinar cómo va a acabar el
libro. Entre otras coas, porque ni yo mismo lo sé.
-¿Qué sensaciones invaden al autor
cuando acaba de terminar su novela?
Alivio. Cuando te pasas una media de dos
años escribiendo, corrigiendo y editando una novela, lo que estás deseando es
publicarla para poder empezar a hacer otra cosa. Es mucho tiempo con unos
personajes haciendo desmanes dentro de mi cabeza e impidiéndome dormir
decentemente. Cuando termino una novela, lo único que quiero es mandarlos a
todos de vacaciones durante una temporada.
-Como escritor que oferta sus novelas en
Amazon ¿Qué opinas de la guerra que se está librando en contra de esta
plataforma?
La guerra se está librando en todo el
mundo, pero el campo de batalla principal ahora mismo está en los Estados
Unidos. En realidad es una guerra de las grandes editoriales contra los
lectores y los escritores. Amazon solo es uno de los intermediarios que nos han
permitido a muchos autores comenzar a ganarnos la vida con lo que escribimos.
Las editoriales ven peligrar su negocio, ya que dominando el mercado pueden
permitirse poner libros muy caros a la venta —un ebook a 9 o 10 euros es una
estafa—, mientras a los escritores nos pagan, en términos reales, entre un 2,5%
y un 5% de las versiones impresas, y entre un 15% y un 20% de las digitales.
Compara esto con el 70% que ganamos vendiendo directamente en amazon, y podrás
hacerte una idea de la diferencia que supone para todos.
Resumiendo; las editoriales llevan mucho
tiempo ostentando el monopolio de la cultura, haciéndosela pagar a los lectores
a precio de oro por ejercer como intermediarios innecesarios, mientras que los
escritores reciben solo una mínima parte de los beneficios.
Es un inmenso negocio al que no quieren
renunciar, ahora amenazado por plataformas como amazon y los escritores independientes, que no quieren que las
grandes corporaciones editoriales ganen millones por no hacer nada, a costa de
los autores y los lectores
-¿Te encuentras más cómodo publicando
tus libros de manera independiente que haciéndolo a través de una editorial?
¿Crees que las grandes editoriales buscan más el enriquecimiento personal que
el apoyo a la lectura?
Las grandes editoriales son
corporaciones cuyo único fin es ganar dinero a cualquier precio. Pensar que les
preocupa el lector, es como creer que a un banco le preocupan sus clientes. Lo
único que quieren es su dinero.
Les importa un pimiento que se lea o no,
y mucho menos qué o a quién se lea. Por supuesto, en las editoriales trabajan
fantásticos profesionales enamorados de la literatura, pero los que mandan son
los contables, y a ellos solo les interesa ver un balance positivo en la cuenta
de resultados. Es un error creer que las grandes editoriales son las garantes
de la cultura o las protectoras del libro, todo lo contrario. Ahora mismo son
la mayor amenaza para la literatura, a la que solo desean controlar para sacarle
el máximo beneficio exprimiendo a escritores y lectores. Hemos de evitar que
logren salirse con la suya
-En libros como
La Historia de Luz o Guinea, que tienen una importante
temática social además de hechos reales, ¿te tomas la narración como una forma
de exteriorizar tus pensamientos e inquietudes personales o tratas de crear
conciencia en tus lectores? ¿Quizá ambas cosas?
Trato de entretener, eso es lo primero.
Si la historia que cuento no engancha, lo demás solo es un panfleto. Escribo
para los lectores, y lo primero es hacerles felices mientras tienen uno de mis
libros entre sus manos. Los mensajes, la denuncia y el trasfondo de protesta,
siempre han de estar supeditados a escribir una buena historia. De no hacerlo
así, estaría escribiendo panegíricos larguísimos que nadie querría leer.
-De todos los lugares que has visitado,
¿cuál ha sido el que más te ha gustado y cuál el que menos? ¿Por qué?
Todos me han gustado. Todos tienen
aspectos que nos gustan más o menos. No hay lugares perfectos. Incluso países
donde han estado a punto de matarme o he sufrido experiencias horribles, tienen
su parte hermosa y los recuerdo con cariño. Si he de nombrar alguno de los que
he estado en los últimos años, los lugares que más me han gustado para vivir
han sido Australia y Japón, y el que menos, desgraciadamente, España.
-Cuando sales a uno de tus muchos
viajes, ¿qué es lo que nunca debe faltar en tu equipaje?
¡Un ebook! ¡Imprescindible!
-Pasando tanto tiempo viajando de acá
para allá, ¿en qué momento dices eso de “hogar dulce hogar”?
Hace muchos años que no digo ni pienso
eso. En ningún lugar me siento completamente extranjero, pero tampoco en
ninguno me siento completamente en casa.
-¿Cuál es el momento idóneo que Fernando
Gamboa necesita para escribir?
Cuando me empuja la inspiración y siento
que tengo algo que contar. Parece de Perogrullo, pero me resulta muy difícil
sentarme a escribir siguiendo un horario o un calendario.
-¿Piensas que la mayoría de la gente no
sabe apreciar el sentido literal de la libertad? ¿Estamos atrapados en un mundo
ficticio de comodidades innecesarias?
Eso es exactamente lo que veo a mi
alrededor. Del mismo modo que las editoriales han convencido a la mayoría que
son imprescindibles para la literatura, cuando los únicos que importan son los
autores y los lectores; la sociedad de consumo nos intenta hacer creer que la
felicidad tiene algo que ver con la acumulación de objetos innecesarios o el
reconocimiento ajeno, en base a unos logros artificiales y sin sentido.
No me quiero poner en plan Cohelo, pero
me gustaría recordar que lo único que importa en la vida son cosas como la
libertad, el amor, la salud y el tiempo que tenemos para disfrutar de todo ello.
La felicidad es solo una consecuencia. Lo demás es solo humo y
espejos.
-¿Se puede escribir una novela al mismo
tiempo que estás leyendo otra, o temes que influya demasiado en tu resultado?
Influye, y mucho. Por eso, mientras
escribo una novela, digamos que de aventuras, procuro leer sobre todo otras
novelas de aventuras y ver cine del mismo género. Si me pusiera a leer a Gabo
mientras escribo un thriller, quién sabe lo que podría salir de ahí :)
-Como lector, ¿eres de los nostálgicos
del papel o prefieres la comodidad del ebook?
Un libro en papel, ebook o cincelado en
láminas de cobre, sigue siendo el mismo libro. Lo que importa es el libro, lo
que hay dentro, no el formato en que está impreso. Este debate alentado por las
editoriales para tratar de desvirtuar al libro electrónico, es tan absurdo como
debatir sobre el si los libros han de imprimirse en papel blanco o color crema.
¡Qué más da! Yo leo en papel, ebook, tableta y hasta en el teléfono, y son las
mismas palabras las que están escritas y lo leo exactamente igual de bien en
uno que en otro formato. Que cada uno lea como le dé le gana ¡pero que lea!
-Tan inquieto como eres, imagino que no
estarás sumergido en un año sabático... ¿qué nuevos proyectos o retos tienes en
mente?
Estoy empezando una nueva novela de la
que no os puedo contar mucho, excepto que será un thriller ambientado en gran
parte en Barcelona y protagonizado por una mujer. Aún estoy en las primeras
páginas, pero intuyo que os va a encantar.
-Pues esto ha sido todo Fernando, aunque
confieso que me quedo con ganas de muchísimas más preguntas que harían esta
entrevista eterna, pero ya para resumir, y prestándole la atención que merece a
nuestro Alex y la tripulación del Pingarrón, te dejo a ti la última palabra para
convencer a nuestros lectores de que se suban a bordo de tu última novela:
¡Jaja! ¡Gracias! A los lectores les
diría que en Capitán Riley les aguardan
muchas horas de diversión, emoción y aventura, por menos de lo que les costaría
tomarse un simple café ¿Qué más puede pedirse?
Muchas gracias Fernando, que nunca se
acabe la imaginación, nos seguiremos leyendo.
¡Muchas gracias a ti y a todos los
lectores! ¡Un fuerte abrazo!
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