Reseña de La Ciudad de los Muertos de Brian Keene
Carlos Tizón nos vuelve a presentar su lado más macabro en una nueva reseña sobre zombies, vísceras, sangre y.....¡entra y averígualo tú mismo!
El mundo tal como lo conocemos se ha ido a
tomar por el culo. Los muertos se han levantado y persiguen a los vivos para
atraparlos a su mundo a base de dentelladas. El universo personal de Jim no
corre mejor suerte, encerrado en su sótano reforzado, puede escuchar a su
mujer, embarazada de su hijo, deseando abrazarle y comerle, aunque no a besos
precisamente. Cuando piensa que ya nada vale la pena, recibe una llamada de
Danny, su hijo, fruto de un anterior matrimonio, que le dice que mamá está
enferma, que está solo, que tiene miedo, y Jim sabe que tendrá que ir a
rescatar a su hijo, aunque tenga que atravesar 5 Estados para ello, luchando contra muertos y
vivos.
Esa es la historia que nos presentaba Brian Keene en “El alzamiento”,
primera parte de esta novela de zombies,
de esas que si tienes algo de tiempo libre, te lees de un tirón.
Si en la primera parte, narra las desventuras
de un Jim desesperado por rescatar a su hijo, con todas las dudas que implica
la incertidumbre de no saber, que encontrarás al llegar, la ayuda de gente que
va conociendo, la huida de otros que aprovechan el apocalipsis para hacer salir sus más bajos
instintos y por supuesto los zombies. Pero estos muertos vivientes no son para
nada habituales, pueden pensar, hablar, conducir y manejar un lanza cohetes o
un tanque. Un experimento ha abierto la puerta donde unos demonios estaban
confinados, y su conquista de la tierra para la aniquilación total de toda
vida, es a través de los cuerpos en estado de descomposición de los muertos.
Una hábil mezcla de zombies y posesión diabólica.
En La ciudad de los muertos, Jim consigue
llegar hasta Danny, rescatarlo, pero, ¿ahora qué? No hay más camino que la continua huida, más
esperanza que seguir vivo al minuto siguiente, mientras la humanidad se va
extinguiendo a pasos agigantados, y los demonios comandados por su líder Ob, van
cercando la ciudad de New York, donde se refugia el último contingente humano.
Hasta aquí puedo leer, porque creo que ya he desvelado demasiadas cosas sobre
el argumento del libro. Esta segunda parte tiene un ritmo trepidante, casi no
hay lugar para el descanso, el tiempo corre y Keene ha sabido llevarlo
perfectamente al libro.
No hay
tiempo para tonterías, no hay tiempo para otra cosa que no sea la supervivencia
pura y dura. Keene no tiene reparos en describir situaciones bastantes
escabrosas, que aportan crudeza al libro y que quizás, pueden presentar reparos
a algún lector, que no debería olvidar que esto es ficción y no lo que ve a
diario en las noticias, que si que está acabando con la humanidad poco a poco y
por mucho que apagues la tele, seguirá ahí. En definitiva, personalmente me ha
gustado muchísimo, la he devorado en apenas unos días, y eso que no suelo tener
demasiado tiempo últimamente para sentarme a leer, al menos, tanto como me
gustaría. Si no habéis leído la primera parte, haceros un favor, y pillad las
dos. No será el próximo Premio Planeta, pero, ¿quién hace ascos a unas
vísceras, aunque sean literarias?
Reseña realizada por Carlos Tizón
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