Reseña de Lo que el hielo atrapa de Bruno Nievas

Me gusta que me cuenten historias, reales o imaginarias; me gusta que me lleven de la mano, que toda la habitación de vueltas a mi alrededor y de pronto encontrarme inmersa en la más fascinante de las aventuras. Pero soy exigente y me gusta que me las cuenten bien, y en medio de esta exigencia he descubierto a un escritor que le da sentido a mi pasión por leer. 

Bruno Nievas ha conseguido con 'Lo que el hielo atrapa' recordarme a esa niña que leía 'La isla misteriosa' o 'Viaje al centro de la tierra' con un afán enfermizo, porque así he leído su nuevo libro. Devorando cada página, completamente abstraída del mundo exterior, sufriendo con sus protagonistas y, al mismo tiempo, alargando la lectura para que no terminara esa experiencia. Porque si me gusta leer, es para que me cuenten historias como esta...

'Lo que el hielo atrapa' narra la expedición de Ernest Shackleton a la Antártida, su experiencia enfrentados al hielo y a los elementos, y cómo consiguió volver con toda su tripulación sana y salva. Hay quien pueda pensar equivocadamente que es tarea fácil, pues la historia ya está desarrollada y vivida,  pero tengo que dejar claro que Bruno ha conseguido llevarnos hasta allí de una manera casi milagrosa, sólo con las palabras. No es necesario el artificio de una producción cinematográfica, ni sus numerosos efectos especiales y decorados bien trabajados, para sentirnos como si formáramos parte de la tripulación del Endurance. 

Ya con las primeras páginas, consigue atraparte. Los flashbacks de los diferentes protagonistas nos llevan hasta su infancia o sus anteriores expediciones para que podamos hacernos una mejor idea de su carácter, y entender por qué fueron capaces de resistir durante tanto tiempo. Y es que lo más importante de esta aventura, no fue recorrer territorios inexplorados, o pisar por primera vez Isla Elefante, lo que estos hombres hicieron fue demostrar una gran fortaleza física y emocional que les mantuvo unidos y vivos hasta su salvación. Y eso es lo que se centra en desarrollar Bruno, para ofrecernos una moraleja que nos sirva como lección de vida en nuestro día a día. 

Hay tres personajes inolvidables para mí que son el mejor ejemplo de superación. Tom Crean, tan callado como sensato, más fuerte que un toro que nos sorprende cada vez que aparece y al que siempre conviene tener al lado en los momentos de mayor peligro. Por supuesto también el jefe, Shackleton, un ejemplo de buen liderazgo que muchos deberían seguir. Personalidad arrolladora, con un gran carisma y que es capaz de combinar una fuerte exigencia con una nobleza fuera de lo común en todos sus actos. Tengo que señalar una frase suya que me gusta mucho: "Lo difícil no es conseguir lo que uno quiere, sino saber lo que en verdad se desea". 

Y en tercer lugar, Zara Foley, la única mujer de la expedición, y que, aún inventada, tiene un papel primordial tanto dentro del grupo como en nuestros pensamientos mientras leemos. Zara es como si nos representara, dialogando con los marineros, les hace todas las preguntas que nosotros quisiéramos hacerles, además de actuar como un especial "Pepito Grillo" entre los hombres. Zara es la voz de la razón, la conciencia de todos ellos, la que aplaca las iras y la que evita que pierdan la cabeza. Es innegable que algo así tuvo que existir entre esos veintiocho hombres para que consiguieran sobrevivir en circunstancias tan extremas.

El libro no decae en ningún momento, no tiene nada de relleno, y viviremos momentos de gran tensión, de risas y buen humor y, por supuesto, emocionantes. He estado al borde de las lágrimas varias veces durante la lectura, pero sobre todo en sus últimas páginas, precisamente cuando ya se alcanza la salvación, es cuando más me he emocionado, de saberlos a salvo y casi experimentar su misma sensación de alivio. 

Maravillosa historia y fantástica redacción que se mantiene a la altura de la aventura de Ernest Shackleton, porque el hielo te atrapa, pero el libro aún más.